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AmarSE es AMAR

  • Foto del escritor: Dai Perez Mamakian
    Dai Perez Mamakian
  • 18 feb 2019
  • 3 Min. de lectura

La clave para poder amar a las demás personas es, primero que todo, querernos a nosotros mismos. Es imposible ofrecer a los demás lo que a nosotros nos falta: si no somos capaces de sentir amor por nosotros mismos, será imposible que podamos tener una relación de pareja sana.


Esto es un aprendizaje que solo adquirimos cuando atravesamos experiencias que nos hacen notar cómo nuestra falta de amor propio nos acerca a relaciones enfermas, tóxicas, donde nos sentimos inseguros, menospreciados, angustiados, etc.


Recuerda, eres amor siempre; antes, durante y después de una relación. Sólo si eres amor podrás amar; Sólo si amas serás amor.


¿Qué significa exactamente “quererse a uno mismo”?


Esto está ligado a saber darse la oportunidad de sacar la mejor versión de cada uno, descubriendo el potencial que tenemos en todos los niveles de nuestra vida. Quererse a uno mismo también significa ser honestos con nosotros mismos y con los demás, y comprometernos con la vida y el bienestar propio y ajeno.


Para llevar a la práctica la acción de AMOR PROPIO podemos:

  • Plantear con optimismo el presente para construir un buen futuro.

  • Atrevernos a ser nosotros mismos y a mostrarnos tal como somos.

  • Buscar enfrentar y perder miedos y ataduras.

  • Abrir nuestra mentalidad y liberarnos: nuestra vida es nuestra.

  • Olvídarnos de las máscaras sociales.

  • Conocer nuestros límites.

  • Quejarnos menos y disfrutar más.

  • Desarrolla tu potencial

  • Arriésgate a vivir experiencias únicas

El amor propio tiene primordial importancia en el desarrollo de nuestras vidas y relaciones. Todo el planeta se mueve alrededor del concepto del amor a uno mismo. Los animales, y el ser humano es también un animal, basan su vida exclusivamente en el amor a sí mismos, en comer cuando tienen hambre, en beber cuando tienen sed, en satisfacer sus necesidades cuando pueden y como pueden, casi sin pensar en los demás individuos. Únicamente las madres y algunos padres parecen tener un instinto particular que les permite cuidar de sus hijos hasta la edad adulta, pero el resto del tiempo, se dedican a amarse a sí mismos.


Fuera del ámbito natural o fisiológico, necesitamos comprender también el valor del amor propio de manera psicológica. Aprender a aceptarnos tal y como somos, consientes siempre de las cosas por mejorar.


Al final el amor no es sino un vínculo entre nosotros y nuestro alma. Es decir, nuestro verdadero yo. Se trata de reconciliarnos con nosotros y aprender que nunca nadie va a amarnos más que nosotros mismos. Nadie, mejor que nosotros, sabe lo que necesitamos y lo que nos hace felices, y sería injusto y necio dejar en manos de otras personas nuestra propia felicidad.
Suelen decir que una vez que te amas a ti mismo, estás en disposición de amar a los demás. Y es cierto. Cuando decides tener lo que quieres, comienzas a dibujar un mapa con tus tesoros y una lista de objetivos por los que moverse. Puedes decidir tener el trabajo que siempre quisiste, y no el que encontraste la primera vez. Puedes decidir buscar una persona a la que amar y sentirte amado, realizar tus hobbies, deporte, viajar…Todo lo que quieras.
Y en ese momento es cuando amar a otras personas entra dentro de tu hoja de ruta y aceptas que es lo que te mereces.
Amarse a sí mismo, no siempre es fácil. No basta con alegrarse de las buenas acciones o de los momentos felices. También implica quererse y apoyarse en los momentos difíciles, cuando las cosas no marchan bien o cuando nos hemos equivocado. Aquí es donde el amor por uno mismo alcanza su mayor utilidad y cuando se nota la diferencia entre querer salir hacia arriba o hundirse en el fondo. Sólo un poquito de amor puede marcar la diferencia.
 
 
 

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